Todo parece muy fácil cuando tenemos suficiente fuerza de voluntad, y si está acompañada de motivación aún más; Pero… Cuando fallan esas dos variables ¿Qué hacemos?
Recuerda que puedes escuchar el formato podcast a través del siguiente enlace https://mykdiet.com/119-trinomio-fuerza-de-voluntad,-habitos-y-motivacion
Hoy nos toca hablar de este trinomio, la fuerza de voluntad, la motivación y los hábitos; Por supuesto vamos a hablarlo tal y como yo entiendo estos conceptos, es muy importante tener en cuenta que pese a que todos son útiles a la hora de conseguir los objetivos que nos proponemos no son igual de importantes.
Por supuesto lo primero que deberíamos entender es a que me refiero con cada uno de estos conceptos para saber como enlazarlos y como pueden ayudarse los unos a los otros.
FUERZA DE VOLUNTAD
Para mí la fuerza de voluntad existe en referencia a aquellas cosas que sabemos que no nos van a aportar nada a largo plazo solo a corto plazo, es decir, que la fuerza de voluntad es ese sentimiento que nos ayuda a decir que no a placeres pequeños e inmediatos para conseguir unos objetivos a largo plazo.
Pero ojo porque no creo que tenga nada que ver con la disciplina, una persona disciplinada para mí es aquella que es capaz de seguir cierto orden o ciertas normas mientras que la fuerza de voluntad creo que va más enfocada a ese sentimiento de sobreponerse a un obstáculo para alcanzar otra meta distinta.
Por supuesto considero que es algo no sólo entrenable sino que además puede ser facilitado por otros factores como puede ser la motivación o los hábitos.
MOTIVACIÓN
La motivación la entiendo cómo algo más efímero, es ese subidón, ese primer empuje, esas ganas que nos da hacer algo en un momento determinado.
Por ejemplo yo me acuerdo cuando era adolescente y veía un partido de baloncesto en la televisión, me entraba tal motivación que solía coger mi pelota de baloncesto y me iba directo a las canchas que tenía cerca a jugar un rato, era una motivación concreta por una actividad concreta.
Al igual pasa con el tema hacer dieta, normalmente tenemos esa motivación inicial por algo que nos ha pasado, por algún tema que hemos reflexionado por alguien a quien hemos visto, ¿Cuántas veces no habéis visto a una persona perder un montón de kilos en poco tiempo y alguien se ha motivado a intentar hacer lo mismo?
Es un sentimiento muy fuerte, algo que nos empuja a comenzar, de hecho sin la motivación los primeros pasos serían extremadamente duros, pero claro pese a que sea un sentimiento mucho más fuerte que la fuerza de voluntad es mucho más efímero, desaparece rápido en el tiempo.
Hay gente que le dura días o semanas, pero también tenemos los extremos y existen otras personas que le dura minutos o meses, la motivación es muy variable entre personas y depende del desencadenante de esa motivación también cambia el tiempo del que disponemos de ese empuje, pero también es verdad que esos detonantes de la motivación pueden aparecer a lo largo de todo nuestro cambio en distintas situaciones, de hecho pueden hacernos sentir en una montaña rusa de emociones.
Pensad que quizás hoy es levantáis desmotivados sin ganas de nada, pero puede que un simple comentario diciéndoos lo bien que os está sentando el cambio en vuestra alimentación puede hacer que ese mismo día volváis a tener una motivación extremadamente alta, pero igual que puede ayudar mucho puede ser peligrosa, ya que los bajones tras esos momentos de motivación máxima nos pueden destrozar lo que habíamos conseguido si no los controlamos.
HÁBITOS
Y por último aparecen los hábitos, ya sabéis que me encanta definirlo como esas actuaciones automáticas que realizamos en las que no requerimos de esas dos fuerzas tan poderosas de las que hemos hablado, que surgen solas, no las pensamos solo actuamos y lo hacemos.
Por esa razón me parece que pese a no ser la más escandalosa si que es la fuerza más poderosa, algo que haces sin pensar, de forma automática, sin plantearte si está mejor o está peor, es mucho más poderoso a largo plazo que cualquiera de las otras dos fuerzas que hemos hablado.
¿Y QUÉ TIENEN QUE VER UNAS CON OTRAS?
Existen ciertas sinergias entre ellas, algunas más fuertes y algunas más débiles, pero en definitiva es verdad que sin las unas es complicado llegar, aprovechar, utilizar, o remediar las otras.
Considero que el objetivo final por supuesto es ese cambio de hábitos, nosotros partimos de un punto y queremos llegar a una meta concreta, pero para conseguir mantenernos en esa meta tenemos que conseguir automatizar muchas cosas en el proceso, por lo que al final el objetivo real es ese cambio de hábitos.
Pero… ¿Se puede llegar a ese cambio de hábitos sin pasar por las otras dos fuerzas?
Por poder se puede, pero sería tan complicado que quizás no es la forma más eficiente, pensémoslo bien…
Al principio lo que te hace tomar la decisión de comenzar a cambiar tus hábitos para conseguir tus metas es la motivación, puede que existan uno o varios desencadenantes que han disparado esa motivación al máximo y que es la que hace que des esos primeros pasos, al principio todo va genial porque estás muy motivada pero eso no va a durar para siempre.
Poco a poco esa motivación inicial va bajando, cada vez te cuesta más no pedirte una ronda más de cerveza o no comerte ese helado tan rico que siempre tienes en el congelador, claro, en ese momento encima si encima no has mantenido cierto control sobre esa motivación y has hecho mil cambios de golpe, te alimentas a base de ensaladas, has dejado completamente la cerveza, ya ni hueles nada azucarado, y encima has empezado a hacer deporte 6 días a la semana en el momento que caiga tu motivación se te va a caer todo encima.
Todos esos cambios que con la motivación disparada que tenías has planteado de repente empiezan a hacerse más difíciles, cada vez te da más pereza ir al gimnasio, ya no eres capaz de decir que no a ese postre cuando comes fuera, la cervecita termina cayendo pero no una ni dos, en definitiva se te está complicando muchísimo el continuar por ese camino.
¿Entonces quien toma el relevo ahora? Ahora es tu fuerza de voluntad la que toma ese relevo, de repente cuando vas a pedir postre tienes un angelito y un demonio en el hombro diciéndote cada uno que escojas una cosa, es esa parte donde tu fuerza de voluntad sale a relucir y pides la opción saludable, pero claro ya has generado un problema y es una cantidad demasiado grande de cambios que tu motivación hacía sobrada pero tu fuerza de voluntad no tiene tanta energía para conseguir.
Entonces te vas dando cuenta de que cada vez tu demonio vence más batallas a tu angelito, que se te hace muy cuesta arriba, hay días que te da otro pequeño empujón de motivación pero ninguno tan fuerte como el del principio, ese día haces todo bien te esfuerzas al máximo pero resulta que te levantas a la mañana siguiente con una desmotivación completa, tu fuerza de voluntad no es capaz de reprimir esos deseos que tienes y empiezas a tomar decisiones que no están conforme a tus objetivos a largo plazo.
Claro esto no queda aquí, la cosa va a peor poco a poco te vas dejando llevar, los hábitos entran en juego, pero no has sido capaz de cambiar ninguno de esos hábitos que ya arrastrabas de más de 20 años atrás, por lo que al ponerte en ese modo automático en el que tus hábitos deciden ya no entra en juego ni la motivación, ni la fuerza de voluntad ya simplemente te dejas llevar por las mismas decisiones que tomabas antes, y que por supuesto no están conforme al objetivo que te habías planteado.
Quizás algún día perdido vuelva esa oleada de motivación, quizás tu fuerza de voluntad salga a relucir algunos días pero ya has entrado en ese modo automático durante bastante tiempo y vas a tardar en darte cuenta de ello.
¿Y entonces si me va a pasar todo esto de que me sirven todas estas supuestas maravillosas fuerzas?
Porque hay que aprovecharlas y controlarlas, veamos como podrían aprovecharse al máximo:
Comencemos desde el principio, esa marea de motivación que te hace querer cambiar todo de golpe, perfecto está allí, sabes que es maravillosa que te va a ayudar a dar esos primeros pasos sin esfuerzo, pero ya sabes lo que te paso la última vez no vas a caer otra vez en la trampa.
Empiezas ordenando un poco tus ideas, analizas qué haces, qué deberías cambiar, qué acciones son las que te van a llevar a donde quieres estar.
Sabes que no puedes hacer todas de golpe, ya lo intentaste y salió mal, por lo que controlas la cantidad de cambios que haces, por supuesto parte de esa motivación parece que la estés desaprovechando, de hecho tienes que luchar un poco contra ella para no excederte, pero para nada estás desaprovechándola, te está ayudando a empezar con todo ese cambio.
Poco a poco esa motivación va desapareciendo, y tienes que comenzar a tomar decisiones reales sin esa energía positiva que te recorría desde la punta del pie hasta la cabeza, pero no pasa nada, no son tantos cambios los que estabas planteándote, la fuerza de voluntad toma el relevo de la situación, sabes que las decisiones que estás tomando son las que te van a llevar al objetivo, y pese a que te cuestan algo más no te están costando tanto como creías.
Además aprovechas para aprender sobre ti misma o sobre ti mismo, aprovechas para entender qué te motiva, qué es lo que hace que quieras seguir adelante, y te vas dando cuenta de todas esas cosas que te ayudan, por lo que empiezan a llegar los días de bajón, pero esta vez no te pilla a contrapie, ya lo sabías.
Miras atrás, vuelves a tener en cuenta esas cosas que te motivaron y te motivan, las tienes apuntadas sabes que están ahí, ves los cambios que estás consiguiendo, no quieres caer otra vez como la última vez que pasó esto, quizás esos días de desmotivación no son tus mejores días pero los soportas, ayudas a tu fuerza de voluntad a no verse superada con pequeñas dosis de motivación repartidas, quizás algún día caes en una decisión que no va conforme a tu objetivo pero es una vez, aislada, ni te comes la cabeza ha pasado y ya está hay que seguir adelante.
De repente cada día que pasa te vas dando cuenta que sin haberlo pensado estás tomando las decisiones que te van a llevar a tu objetivo, pero no te ha costado, aunque tampoco has tenido que pensarlo, ha salido solo, ¿Qué está pasando? Y cada vez es más frecuente, y en ese momento te das cuenta de que estás consiguiéndolo que ese hábito ha cambiado, que ahora tiendes a hacer algo que ni te hubieses planteado en el pasado, justo en ese momento vas decidiendo continuar, te da otra oleada de motivación gracias a ese cambio genial que has conseguido y vuelves a comenzar el ciclo, pero con otro cambio, alcanzando otro punto, acercándote a tu meta.
Unos años después miras atrás, ves lo que has conseguido, sabes donde estás, y te dices a ti misma, mereció la pena, ha sido más lento pero lo he conseguido, nunca lo conseguí de la forma rápida pero aquí estoy hoy.
RESUMEN
Espero que estas historias os hayan abierto aunque solo sea un poco la mente a lo que he querido transmitir, al final vas a pasar por estas tres fuerzas que hemos hablado, al final vas a tener que saber aprovechar y controlar cada una de ellas, pero en definitiva sabiendo como manejarlas y haciendo las cosas poco a poco vas a conseguir más y mejores resultados que de cualquier otra forma, como he intentado transmitir en los ejemplos anteriores.
Así que nada más muchas gracias por estar un día más conmigo y mañana seguimos con más y mejor Hasta Mañana!