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Esta dieta nos dice que dependiendo de nuestro grupo tendremos que comer o evitar ciertos alimentos y que eso nos ayudará a mantener una buena salud. ¿Esto es cierto? ¿En qué se basa? ¿Nos encontramos ante videncia o evidencia?
La idea de este tipo de dieta realmente se popularizó en 1996 al publicarse el primer libro que escribió al respecto el Dr. Peter D’Adamo.
Cabe destacar que he dicho el «Primer Libro» porque ya ha escrito varios en relación al mismo tema, cuando la gallina de los huevos de oro aparece hay que exprimirla, igual que se hace en muchas otras industrias.
Eat Right for your type, Cook right for your type, Live right for your type, Eat right for your baby, y un largo etc…
Es cierto que para aquella época podía tener cierta lógica científica la forma de verlo. Parece ser que según el entorno alimentario nuestros grupos sanguíneos podrían haber cambiado para adaptarse a la situación.
Y aquí cometió el primero de sus errores, determinar que el grupo 0 debía comer como nuestros ancestros más primigenios debido a que es el primer fenotipo. Algo que de entrada es falso ya que justo ese tipo de sangre es el más nuevo mientras que el más antiguo muy probablemente sea el tipo A.
Un error lo comete cualquiera
Toda la razón, un error lo puede cometer cualquiera, de hecho no tenemos porque invalidar una hipótesis al completo ya que no se tenía en aquel momento el conocimiento suficiente para saber esto último, pero quizás la premisa es correcta.
Así que vamos a hacer lo de siempre, vamos a pensar de primeras que pudiese ser lógico este pensamiento, y por supuesto vamos a ver en qué se puede estar basando, básicamente lo que quiero intentar es demostrar que funciona.
¿Qué explicación fisiológica puede existir?
Ciertas proteínas podrían actuar agrupando la células sanguíneas, y quizás depende del tipo de sangre que se aglutine con uno u otro nutriente.
De aquí que por ejemplo podamos pensar que las lecitinas de las legumbres causen reacciones con algún tipo de sangre, en este caso tal y como nos dice nuestro doctor sería con la sangre tipo A.
Y efectivamente, si nosotros vamos a un laboratorio con esas lecitinas, una muestra de sangre tipo A y lo juntamos se produce esa reacción «History of lectins: from hemagglutinins to biological recognition molecules.» El problema que esa misma reacción ocurre con todos los tipos de sangre «Lectins in the United States diet: a survey of lectins in commonly consumed foods and a review of the literature»
¿Pero entonces las Legumbres son malas porque van a producir reacciones negativas en la sangre? No, por muchas razones:
- Esas lecitinas solo las encontramos en cantidades algo mayores en legumbres crudas
- Durante el proceso de cocción o durante un remojo se eliminan gran parte de esas lecitinas
- Lo que ocurre en un laboratorio no ocurre de la misma forma en el organismo porque el medio es completamente distinto.
Agradecimientos a Matthew Nagra ya que no hubiese encontrado esta información sin su divulgación.
Es decir, que por ahora se nos está cayendo la teoría, pero no pasa nada vamos a intentar salvarlo.
Revisión de estudios científicos al respecto
Aunque por el título de lo que hemos encontrado no tiene muy buena pinta «Las dietas de tipo sanguíneo carecen de evidencia de apoyo: una revisión sistemática»
Tras una búsqueda de distintos estudios que pudiesen corroborar el uso de este tipo de alimentación solamente uno cumplía los requisitos para poder ser tenido en cuenta. Y los fallos metodológicos convirtieron a un estudio que podría haber derivado en una grado de evidencia alto a uno muy bajo.
Es cierto que dicho estudio observaba una reducción mayor del LDL con una dieta baja en grasa dependiendo del tipo de sangre. «EUREKA» Tenemos entonces ganador, hay algo que está pasando…
Por desgracia mi pensamiento crítico me hace plantear las siguientes cuestiones:
- Un único estudio
- Variaciones clínicamente poco significativas
- Metodología del estudio poco correcta
- Cum Hoc Ergo Propter Hoc (falacia de afirmar que dos o más hechos porque se dan juntos tienen una relación de causalidad)
De hecho en la propia discusión de esta revisión nos dicen los autores (a través de otros estudios) que muy probablemente se deba a una variación genética que puede estar influyendo en cómo reaccionamos a la alimentación y al mismo tiempo está influyendo en el tipo de sangre de esos individuos.
Ya hablaremos en otra ocasiones de genes y alimentación, pero deciros que también en el estudio que hacen referencia dijeron que la evidencia era limitada y que los efectos de la variación genética no se han demostrado de manera consistente y en ocasiones son contradictorios.
¿Y los estudios que no cumplían los requisitos para la revisión?
Carecían de dieta inadecuada, de una medición de salud como resultado o ambas cosas. De hecho uno de los que tampoco cumplió requisitos pese a mostrar una clara relación con el tipo de sangre y alergias e hipersensibilidades alimentarias lo hacía contradiciendo por un lado lo que nuestro Dr. D’Adamo defiende y por otro lado tenía un sesgo muy grande al redirigir a los lectores del artículo a un sitio web que promovía su próximo libro…
Cómo concluyen los autores quizás haya algún tipo de posible relación genes/sangre/enfermedad incluso alguna relación con la alimentación, pero:
- No está clara
- No es utilizable y menos a día de hoy
- No hay evidencia para promover esta alimentación
¿Más evidencia o falta de ella para la dieta del grupo sanguíneo?
Seguimos empeñados en que puede funcionar, así que vamos a intentar demostrarlo, y nos vamos al siguiente estudio «Genotipo ABO, dieta de tipo sanguíneo y factores de riesgo cardiometabólicos»
1455 personas, se calculó por un sistema de puntajes su adherencia a la dieta de cada grupo sanguíneo y se hizo un seguimiento.
Tenemos 4 tipos de dieta:
- A: Alimentación centrada en plantas y eliminando la carne roja
- B: Evitan pollo, cerdo, trigo, maíz, lentejas y tomates además de algunos productos lácteos
- AB: Evitan carne de res y pollo, pero tienen la suerte de comer mariscos, legumbres (no todas) y tampoco pueden tomar maíz
- O: Necesitan mucha proteína y carne, nada de cereal, legumbres ni lácteos.
Aquellas personas con alta adherencia a una dieta del tipo A se asoció a menor peso, menos grasa, menos hipertensión, niveles más bajos de colesterol, de triglicéridos, de insulina…
La AB también tenía efectos positivos aunque inferiores a la A, y la tipo O únicamente se asociaba con menor cantidad de triglicéridos.
—¡Maravilloso!— Estaréis pensando — Ya lo tenemos, parece ser que puede funcionar —
Solo hay un problema, y es que he dicho que adherencia a esa dieta se asocia a mejor salud, pero no que esté relacionada con el tipo de sangre. Es decir, que indiferentemente del tipo de sangre que tuviesen la alimentación centrada en plantas superaba a todo lo demás…
—Vaya, que desilusión—
No nos rendimos
Vamos a seguir buscando, una asociación por mínima que sea para poder defenderlo.
«Relación entre los grupos sanguíneos ABO y la obesidad en una población de Arabia Saudita» Concluye que no hay relación entre el grupo sanguíneo y la obesidad…
—¡Qué pena!, una pequeña asociación y podríamos haber tirado por ahí—
Gracias a Google vamos a traducir dos artículos Noruegos a ver que nos cuentan:
«La dieta del tipo de sangre: ¿ciencia visionaria o tonterías?»
- Hablan del tipo de sangre que vino primero desmintiendo el pensamiento del tipo 0
- Comprueban cómo muchas de las dietas que promueve en sus libros el Dr. D’Adamo son saludables y de ahí que puedan funcionar pero no tanto por su grupo sanguíneo
- El tema de las lecitinas pese a que puede haber (Cómo hemos comentado al principio del artículo) una explicación, también hay que tener en cuenta que pueden ejercer efectos positivos.
- En definitiva no tiene sentido ni evidencia este tipo de alimentación.
Venga vamos a usar google para una última oportunidad de traducir el último artículo que leeremos al respecto «La «dieta del tipo de sangre»: ¿ciencia o fantasía?»
- Concluye que «Lo mejor que se puede decir del libro es que está muy influenciado por la imaginación, pese a que haya elementos médicos que (Por aquel entonces) son correctos, no justifica ni mucho menos el seguimiento de este tipo de alimentación»
Desmontando la dieta del grupo sanguíneo
Por desgracia hemos intentado demostrarla y hemos salido apaleados, no hay ninguna evidencia, prácticamente nada que nos muestre que pudiese tener sentido y las únicas mínimas asociaciones no son claras, son pequeñas y puede que no tenga una relación causa-efecto directa.
¿Por qué entonces algunas personas con altos niveles formativos en sus campos cómo este caso promueven y desde hace tanto tiempo algo sin una evidencia que lo respalde?
Yo sinceramente opino que se pueden dar los siguientes casos:
- El dinero, siempre llama la atención, ver un filón y decir no lo quiero es complicado en ocasiones, y no siempre la ética termina ganando esa batalla.
- Creencias muy arraigadas, que provocan que de verdad su convencimiento sobre esto sea tan alto que le da igual lo que haya detrás, las voces que te digan que eso no es así, porque sigues hacia delante considerando que tienes razón.
- Caer en la espiral, Puede ser que muchas de estas personas que crean algo así se lo crean de verdad, lo promuevan, escriban sobre ello y poco a poco caigan en una espiral en la que no sean capaces de volver atrás. Si tras 10 años promulgando lo mismo, viviendo de ello, hablando de sus beneficios, tras prometerles un cambio a tantas personas te das cuenta de que quizás no tenías razón y ya no sabes cómo salir de esa espiral.
En este último caso te queda seguir adelante con todo pese a que tu ética se vea comprometida o hacer todo lo posible por creértelo y ser ciego a lo que tienes delante.
No soy de esas personas que piensa de primeras en la maldad de la gente, y creo que a veces lo que muchas personas crean les termina consumiendo y no saben como salir de allí, por lo que lo que al principio era un ideal se transforma en un personaje.
Así que nada más, hasta aquí el podcast de hoy, y por supuesto muchísimas gracias por estar un día más al otro lado y nos escuchamos mañana con más y con mejor, ¡Hasta luego!
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