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Hoy vamos a ver las razones por las que se dice que el tomate puede generar ácido úrico y si se sostienen científicamente, desvelemos de una vez por todas este mito.
Está claro que hay ciertos alimentos como la carne, el marisco o el alcohol que incrementan el riesgo de padecer gota, pero también se ha metido en este saco durante muchísimo tiempo al tomate, y es uno de esos alimentos que a través del boca a boca se ha demonizado en este aspecto.
¿Realmente tiene sentido creer que el tomate puede aumentar este riesgo?
TRATAMIENTO
Entre esos consejos que nos dan para evitar los ataque de gota están:
- Bajar de peso poco a poco, tomar muy pocas calorías también puede elevar estos niveles
- Limitar las bebidas alcohólicas
- Evitar refrescos y bebidas azucaradas
- Limitar los zumos de frutas
- Reducir el consumo de carne roja y vísceras
- 2-3 raciones máximo a la semana de pescado o marisco, pero esto debe ser ajustado en función del caso.
- Priorizar lácteos desnatados
- Aumentar el consumo de proteínas vegetales.
- Evitar los atracones o las comilonas.
- Evitar llevar una dieta rica en sal, tabaco y hacer actividad física.
TOMATES, ÁCIDO ÚRICO Y CIENCIA
Cómo veis entre estas recomendaciones no se menciona al tomate en ningún momento y estas recomendaciones son las habituales para esta dolencia porque son las que tienen estudios que sostienen dichas recomendaciones.
Pero esto no nos sirve para directamente desmontar el mito, porque puede ser que aunque no haya evidencia haya indicios claros de que algo está ocurriendo, así que me he ido directamente a PubMed a buscar.
Tras varios intentos fallidos de encontrar estudios que hablasen de esta posible asociación he conseguido un resultado interesante que se titula «Asociación positiva del consumo de tomate con urato sérico: apoyo al consumo de tomate como desencadenante anecdótico de brotes de gota«
¿Qué hicieron?
En este estudio directamente se hizo un cuestionario a 1791 adultos neozelandeses que ya tenían gota. Se les pidió que dijeses si había ciertos alimentos o bebidas que desencadenasen su gota.
Por otro lado se cogieron los datos de consumo de tomate y niveles de urato en sangre, además de otras sustancias que están relacionadas con los ataques de gota, de adultos estadounidenses para intentar llegar a una conclusión al respecto.
¿Qué observaron?
Resulta que dentro de ese primer cuestionario los 3 desencandenantes mayores que autoinformaban se relacionaban con con alimentos que están correlacionados positivamente con mayores niveles de urato. Esto hizo establecer la hipótesis a los investigadores de que el cuarto (El tomate) también podría estarlo.
Con los segundos datos que he comentado comprobaron que efectivamente el consumo de tomate se correlacionaba con niveles más elevados de urato, incluso cuando se quitaban los posibles factores de confusión del consumo de otros alimentos que sabemos que causan este aumento.
Para que os hagáis una idea el aumento era de 0,7micromoles/L, si esto lo comparamos con el alcohol 2,3micromoles, y el de carne y mariscos 2,3 micromoles es bastante más bajo. Pero al compararlo con algunos tipos concretos de carne 0,5 micromoles, o con el las bebidas azucaradas 0,4 micromoles si que parece interesante ese aumento. Y recordemos que las bebidas azucaradas están dentro de esas recomendaciones para evitar los ataque de gota, aunque esto puede tener truco.
Pensad que uno de los factores que se requieren es la pérdida de peso, y tenemos bastante evidencia de que las bebidas azucaradas provocan un aumento de peso, por lo que quizás esa recomendación no viene tanto por causar el ataque sino por su ayuda para otra de las recomendaciones.
ESTUDIO OBSERVACIONAL O DE INTERVENCIÓN
Cabe aclarar que estamos hablando de un estudio observacional, con todas las debilidades que en muchas ocasiones hemos comentado. De hecho los investigadores también dicen que deberían realizarse más estudios de intervención concretos para determinar realmente si la recomendación de disminuir tomate debería incluirse.
Lo que hicieron fue intentar comparar con algunos pequeños estudios que han comprobado ciertos marcadores con el consumo de tomate con resultados interesantes.
- Uno de ellos encontró una asociación muy alto con el consumo de salsa de tomate y aumento del urato.
- Sin embargo tenemos otro que observa justamente lo contrario, caída en los niveles de urato que tomaron 90g de tomate antes de la comida del mediodía durante 30 días.
- Luego tenemos otros 4 que no encontraron ni aumento ni disminución.
- Tampoco se encontró después de consumir 500ml de jugo de tomate por día durante 2 semanas.
Una cosa llamativa es que se utilizó sobre todo jugo o salsa de tomate excepto en el segundo estudio que hemos comentado que si se utilizó el tomate entero.
Puede ser que otros aditivos que se utilicen en esos jugos influyan en los resultados finales, pero hay que tener en cuenta que un único estudio de intervención encontró realmente un cambio en los valores de urato.
También hay que tener en cuenta que puede que ese efecto positivo con el consumo de tomate entero se deba a un aumento de la saciedad que provocó un menor consumo de otros alimentos que iban a subir posteriormente ese urato.
¿Existe hipótesis fisiológica?
Os digo muchas veces que se requiere una hipótesis fisiológica para que tenga sentido que entremos a discutir estos temas, en este caso parece que la tenemos, ya que puede que exista un aumento de los niveles de urato en sangre por el consumo de tomate, aunque como hemos visto en los estudios de intervención está aún por aclarar.
Pero si ese aumento de urato viene por el consumo de purinas y el tomate no tiene purinas, ¿Cómo puede ser que haya un aumento? Tenemos que plantearnos este tipo de cosas para dar una respuesta y entender realmente cual sería la fisiología de esto.
Existen varias hipótesis:
- Una de ellas que bajo mi opinión subjetiva está agarrada un poco más con pinzas sería la posibilidad de que el ácido fenólico esté influyendo negativamente en la excreción de este urato por vía renal.
- La segunda que podría ser interesante tener en cuenta y que además implicaría que otros alimentos deberían mirarse con ojo sería el alto nivel de glutamato del tomate, que parece ser que podría estimular o amplificar la síntesis de urato.
Esto querría decir que no sería el tomate el que aumentaría esos niveles, sino que exacerbaría el efecto de otros alimentos que si que aumentan estos niveles.
¿Entonces cuál es la conclusión?
Los autores dicen que es la primera vez que se comprueba esta asociación, y pese a que hemos visto que no es una asociación fuerte, que no queda realmente demostrado ellos concluyen que la asociación positiva que han encontrado respalda la hipótesis de que podría causar los ataques de gota ese consumo de tomate.
Me parecen interesante esas conclusiones con un estudio observacional en el que no han podido tampoco comprobar más que por una evaluación autoinformada por unos pacientes que pueden estar sujetos a sesgo por creer que este mito es cierto.
Además su comparación con estudios de intervención no salió tampoco favoreciendo sus ideas, yo sinceramente me quedaría con lo siguiente:
- No hay una clara asociación, aunque hipotéticamente pudiese ser perjudicial no se ha establecido una clara relación.
- El aumento no sería por el consumo de tomates en si sino por exacerbar el efecto de otros alimentos.
- El consumo de tomate entero parece no afectar de la misma manera que tomado en jugo o salsa.
- Probablemente los beneficios del consumo de tomate incluso aunque el entero estuviese en juego superarían a los riesgos.
En pocas palabras, aunque no se ha desmontado el mito no tiene sentido dar una recomendación en este aspecto con la evidencia que tenemos actualmente. Y probablemente si el resto de cosas se cumplen el consumo de tomate no afecte.
Eso sí, tened en cuenta que quizás si os hacéis una mariscada y la acompañáis con salsas y jugos de tomate puede que estéis amplificando ese efecto, aunque por supuesto igualmente no podemos asegurarlo.
Así que podemos decir que mito semi-cazado, al menos tiene más sentido que otros de los que circulan, pero sigue sin ser suficiente para hacerles caso.
Y por supuesto como siempre digo muchísimas gracias por estar un día más al otro lado y nos escuchamos mañana con más y por supuesto con mejor. ¡Hasta luego!