Suscríbete: Apple Podcasts | Google Podcasts | Spotify | RSS
Hoy toca una herramienta de algo que nos toca muy de cerca a la mayoría. Es el hecho de comer fuera de casa, que tener en cuenta como afrontarlo y como ser conscientes de nuestras decisiones.
Es cierto que el hecho de comer fuera de casa es algo que debemos tener muy en cuenta porque a veces puede llegar a ser nuestro talón de aquiles. ¿No os ha ocurrido nunca que hacéis todo bien en casa, que seguís todos los consejos que os dan, que no tenéis nada malo, que cumplís a rajatabla todas esas cosas que se deben hacer pero luego llega el momento de comer fuera de casa y de perdidos al río?
Es algo habitualmente lógico, y luego explicaré porque. Pero también es verdad que hay muchas maneras de comer fuera de casa, y podemos estar refiriéndonos a situaciones muy distintas.
COMER DE CATERING
Una de las cosas que me encuentro bastante a menudo en mi práctica profesional es el hecho de comer de catering. Mucha gente pasa semanas enteras comiendo a diario en un catering, van pasando platos y tienen que decidir, mientras están reunidos hacen networking o un pequeño descanso de unas jornadas.
Qué estés haciendo es lo de menos, el problema es cómo puede afectar a tu alimentación el hecho de comer de catering:
- Comer más de la cuenta
- Hacer elecciones insanas
- Malestar por estar estropeando tus hábitos
Y encima a todo esto se le suma la falta de actividad, la imposibilidad de tener una fruta a mano, el hecho de estar pendiente de muchos estímulos al mismo tiempo que tienes esa oferta de productos, el estrés que te supone tener que andar seleccionando al mismo tiempo que sonríes y hablas de un tema que no te apetece con una persona que tienes enfrente.
Todas estas situaciones me las han comentado, no es algo que me saque de la manga. Hay muchas personas que viven esto y no saben como afrontarlo, como atacar ese gran problema.
¿Qué podemos hacer en una situación tan compleja como esta?
Lo primero que deberíamos hacer es practicar una alimentación consciente. Ya hablaremos después de las elecciones, pero tenemos que impedir el hecho de comer inconscientemente todo lo que nos aparece por delante.
Y cuando hablamos de este tema no me refiero a estar preocupadísimo y no disfrutar de la comida, me estoy refiriendo a que sepamos en todo momento cuanto llevamos comido y nos paremos a pensar si tenemos más hambre o ya estamos comiendo por otras razones diferentes.
Si yo te voy sacando pequeños pinchos de tortilla de forma gradual va a terminar la noche y no vas a saber cuantos has comido. Pero probablemente si yo te pido que te pongas a contar los pinchos de tortilla que vas comiendo llegará un momento que digas, hombre creo que después de 6 estoy más que servido.
¿Y no tendríamos también que elegir las mejores opciones?
Claro, sería lo ideal. Tenemos que tener en cuenta que no hablamos de que estés yendo un día concreto a un congreso y que te despreocupes un poco más. Estamos hablando de que vas a pasarte una semana comiendo así y que esa semana se va a repetir en numerosas ocasiones a lo largo del año.
Por esa razón es importante que procures seleccionar correctamente, que no te dejes llevar. Al final puedes terminar convirtiéndolo en un hábito pero va a requerir un gran esfuerzo por tu parte.
COMER DE MENÚ
Aunque puede que tu problema no sea ese, puede que tu problema es que comes de menú; Puede que sea el menú de la cafetería/restaurante que hay cerca de tu oficina. O puede que tengáis vuestros propio catering en la oficina y que tengas ciertas elecciones a hacer.
Si no tuvieses ninguna elección realmente poco puedes hacer, pero la mayor parte de las ocasiones hay distintas elecciones. ¿Cuál es el problema?
Lo mismo que decíamos antes, que habitualmente nos dejamos llevar porque estamos fuera de casa. Pero tienes que pararte a pensar que es una decisión que vas a tener que tomar día tras día comida tras comida, porque forma parte de tu jornada laboral y no puedes impedir comer allí.
Por esa razón en este caso es tan importante la elección, y no tanto el comer conscientemente. Hay que pensar que además habitualmente fuera de casa tendemos a comer mayor cantidad, muchas veces gente que habitualmente sólo toma un plato en casa cuando sale fuera se come los dos enteros sin problema.
Incluso puede que normalmente te sirvas menos y allí te sirvan mucha cantidad. Entonces es importante elegir y no es fácil y requiere un gran esfuerzo, porque está claro que es mucho más apetecible el trozo de lasagna que la ensalada. O las albóndigas con nata que el pescado al horno.
Pero tienes que pensar que forma parte de tu día a día que si no cambias eso es muy complicado que consigas mejorar ese aspecto de tu vida que tanto trabajo le estás dedicando como es la alimentación.
¿Y las cantidades?
Porque os he dicho que habitualmente se come más. Intentamos acabarnos el plato y eso es un error. No os preocupéis por acabaros el plato, de verdad. Mejor tirarlo que sumarlo a esos kilos que ya os pesan.
Además muy probablemente esa cantidad que dejas en el plato y se tira sea mucho menor que la que tira el propio catering. O la empresa a la que compran esos productos,etc …
COMER SOCIALMENTE
No siempre que comemos fuera de casa es por razones laborales. Está claro que también hacemos comidas sociales, con amigos, familia, celebraciones…
En este caso yo siempre digo que no pasa nada por hacer generalmente elecciones algo peores. Siempre y cuando tengamos en cuenta que no hace falta ponerse hasta arriba eso por supuesto.
¿Pero qué pasa cuando esas comidas son semanales, o varias veces en semana? En ese momento esto cambia y no es la mejor opción dejarnos llevar y tomar todas esas preparaciones que habitualmente evitaríamos. Porque precisamente lo hemos convertido en algo habitual.
Pero claro, también está el problema que decimos… «Ya que pago pues voy a escoger todas las cosas que me encantan» Y es un pensamiento muy lógico no vamos a coger unas verduras al vapor y un filete de pescado si no nos gusta comer eso. Para eso te quedas comiendo en casa.
¿Existe un punto intermedio? Eso es precisamente lo que tenéis que buscar. Podéis buscar esas preparaciones que sean sabrosas que os guste su sabor y escogerlo frente a las otras. Seleccionar mejor dónde vais a comer. Quizás también evitar tomar un refresco ese día concreto y beber agua. O comer más fuerte y el postre pedir fruta.
Hay muchísimas opciones y cada uno se tiene que buscar la suya, pero siempre tenemos que plantearnos si lo que estamos haciendo es algo habitual. Y si lo hacemos semana tras semana lo es.
EN RESUMEN
Hay muchísimas razones por las que podemos comer fuera de casa, y cada una de ella tiene sus particularidades. Pero no solo eso, dentro de las particularidades de cada forma están nuestras particularidades individuales, y también las del sitio en el que estamos.
Por esa razón tenemos que pararnos a pensar, plantearnos la situación, encontrar soluciones, entender qué estamos haciendo, entender cuando se ha convertido en algo habitual en nuestro día a día y actuar sobre ello.
Espero que os sirva lo que hemos hablado hoy y que pongáis en práctica algunos de los consejos que os he intentado compartir.
Muchas gracias por estar un día más al otro lado y nos vemos mañana con más y esperemos que mejor. ¡Hasta luego!