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Cuando solemos hablar de dietas específicas, poderes increíbles de ciertos productos, funcionamiento de distintos protocolos, etc… ¿Quién tiene que demostrar que eso es cierto o falso?
La verdad es algo que tenemos que plantearnos cuando hablamos de este tipo de cosas. Ya sabéis que yo intento siempre mostrar argumentos basados en ciencia para desmontar muchos productos, dietas y protocolos.
Pero si me escucháis habitualmente también os habéis dado cuenta que hay ocasiones en las que es muy complicado rebatir el funcionamiento de algo. Normalmente a nivel fisiológico es bastante sencillo, pero no tenemos evidencia científica para decir que no funciona. Pero, ¿Esto quiere decir que funciona?
¿SI NO PUEDO DEMOSTRAR LO CONTRARIO FUNCIONA?
Si partimos de esta premisa entonces sería extremadamente sencillo que nos tomasen el pelo. Yo ahora mismo podría decir que llevar pajarita te ayuda a perder peso y disminuye el riesgo cardiovascular y decirte que me enseñes estudios que demuestren lo contrario.
Por esa regla de 3, dado que no hay estudios que demuestren lo contrario entonces yo podría seguir diciendo que llevar pajarita tiene esos beneficios, cuando está claro que no funciona de esa manera.
En este caso como veis no eres tú quien tiene que demostrarme que esto no ocurre de esa manera, soy yo el que tiene que demostrarte que ocurre así, porque sino tendríamos que dar por válida cualquier posible premisa de este estilo que nos presentasen.
¿Entonces que debería hacer si alguien me hiciese una afirmación como la de la pajarita?
Exigir pruebas o demostración de lo que está diciendo
¿Conocéis la fábula del dragón de mi garaje de Carl Sagan? Permitidme compartirosla:
El dragón de mi garaje (Carl Sagan)
“En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por la boca” Supongamos que yo le hago a usted esta afirmación. A lo mejor le gustaría comprobarlo, verlo usted mismo. A lo largo de los siglos ha habido innumerables historias de dragones, pero ninguna prueba real. ¡Qué oportunidad! —”Enséñemelo” —me dice usted. Yo le llevo a mi garaje. Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacías y un triciclo viejo, pero el dragón no está. —”¿Dónde está el dragón?” —me pregunta. —”Oh, está aquí” —contesto yo moviendo la mano vagamente—. “Me olvidé de decir que es un dragón invisible”. Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas las huellas del dragón. —”Buena idea” —replico—, “pero este dragón flota en el aire”. Entonces propone usar un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible. —”Buena idea, pero el fuego invisible tampoco da calor”. Sugiere pintar con spray el dragón para hacerlo visible. —”Buena idea, sólo que es un dragón incorpóreo y la pintura no se le pegaría”. Y así sucesivamente. Yo contrarresto cualquier prueba física que usted me propone con una explicación especial de por qué no funcionará. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre un dragón invisible, incorpóreo y flotante que escupe un fuego que no quema y un dragón inexistente? Si no hay manera de refutar mi opinión, si no hay ningún experimento concebible válido contra ella, ¿qué significa decir que mi dragón existe? Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no equivale en absoluto a demostrar que es cierta. Las afirmaciones que no pueden probarse, las aseveraciones inmunes a la refutación son verdaderamente inútiles, por mucho valor que puedan tener para inspiramos o excitar nuestro sentido de maravilla. Lo que yo le he pedido que haga es acabar aceptando, en ausencia de pruebas, lo que yo digo.»
Mucho ojo, en tema nutrición que es el que estamos tratando ahora no tendríamos siempre porque pedir una demostración basada en evidencia científica. Como podéis comprobar cuando desmonto algunas afirmaciones no siempre es posible ya que nadie se ha molestado en estudiar algo que no tiene sentido.
Pero ¿Cómo sabemos que no tiene sentido? Porque fisiológicamente podemos como ocurre en la mayor parte de las ocasiones demostrarlo. Es decir, si partimos de la base de que la afirmación en materia de nutrición no se sostiene ni siquiera por una base fisiológica entonces podemos descartarla.
¿EVIDENCIA SIN BASE FISIOLÓGICA?
Por supuesto que pueden existir artículos científicos que no tienen una base fisiológica demostrable. Si supieseis las barbaridades que se pueden encontrar en materia de ciencia… Pero un artículo científico no muestra una evidencia, sólo es eso un artículo que puede tener mayor o menor validez.
Volvamos a nuestra frase sobre las pajaritas, imaginemos que tengo un estudio observacional en 10.000 personas que comprueban que efectivamente aquellos que tienen pajarita tienen menos infarto, un menor IMC y mejor salud en general. ¿Esto quiere decir que ya podríamos afirmar esa frase?
No, no podríamos hacerlo, tenemos que encontrar los sesgos, esto podría ocurrir si se estudiase pero ¿Por qué? Por el simple hecho de que puede ser que alguien que lleva pajarita tiene un nivel socioeconómico más alto, lo que a su vez hace que probablemente tenga un nivel de estudios mayor, que además gracias a ese poder económico más alto come mejor y se preocupa en general más por su salud.
Puede que incluso estemos hablando de que quien más pajarita lleva sean actores y actrices, que además deben preocuparse por su físico debido a su trabajo. Es decir, que podría darse el caso de que tuviésemos ese estudio, pero no nos ha demostrado nada.
De hecho de ahí sale la frase «Correlación no implica causalidad» . Esta frase lo que quiere decir es que el hecho de que exista una correlación como podría darse en el caso de las pajarita no quiere decir que sea un causa-efecto.
Hay muchos ejemplos de esto, como la temperatura global y la disminución del número de piratas. O el número de personas que se ahogan en una piscina y el número de películas en los que Nicolas Cage aparece.
¿BASE FISIOLÓGICA SIN EVIDENCIA?
Aquí nos podemos encontrar varios aspectos, por un lado tenemos aquellas cosas que fisiológicamente con el conocimiento actual podríamos pensar que son favorables pero que aún no tenemos evidencia sobre su uso o su utilidad.
En este sentido hay que abrirse a debate, hay que entender que si fisiológicamente podría ser así entonces puede que funcione, y precisamente para esto tenemos tan buenos investigadores, para comprobar si lo que tenía sentido funciona así.
Ahora creemos que el ayuno es útil pero tampoco tenemos una evidencia fuerte al respecto y por eso hay que seguir hablando de ello e investigando.
Incluso puede que para algunas cosas una de las formas sea mejor, y para otros aspectos sea preferible usar la otra. Puede que haya detalles que no estamos teniendo en cuenta, y esto es lo que tiene que ir creciendo porque existe una posible explicación fisiológica para ello.
Luego también podríamos tener aspectos que a nivel fisiológico tienen sentido pero luego no funcionan de esa manera. Quizás por una falta de conocimiento que no teníamos o por factores externos que no habíamos tenido en cuenta.
Por ejemplo el comer muchas veces al día tenía un sentido a nivel fisiológico, pero hemos visto que en un contexto como el que vivimos no parece ser lo ideal.
PERO NO LO ENTIENDO, ¿QUIÉN TIENE QUE DEMOSTRARLO?
Siempre debemos tener en cuenta que alguien que afirme algo debe tener argumentos y pruebas para demostrarlo. Es decir, no estoy diciendo que únicamente yo o un nutricionista como ser supremo tenga la razón, sino que lo que digo es que si yo te afirmo que el azúcar es malo tengo que ser capaz de demostrártelo.
No se pueden afirmar conceptos si no podemos demostrarlos, y esto va por todos los bandos. Si yo hago cierto tratamiento nutricional, si yo divulgo algo concreto debo demostrarlo con lo que tenga disponible, y en tu receptor recae confiar en mi, rebatirlo, o mostrar pruebas de lo contrario.
ENTONCES SI TIENE QUE DEMOSTRARLO ¿POR QUÉ PIERDO EL TIEMPO DESMONTÁNDOLO?
«Pierdo el tiempo» por varias razones, la primera de ellas porque considero y se ha visto que argumentar lo que se va a hacer, lo que no se va a hacer y las razones genera una mayor adherencia, y es precisamente una de las bases de mi trabajo.
Por otro lado, no pierdo el tiempo a ciegas, es decir, solamente intento rebatir aquellos mitos que tienen una argumentación. Me da igual que sea esta de mejor o peor calidad, si existe una posible argumentación para ese mito creo que es nuestra responsabilidad contraargumentarlo.
Un aspecto positivo que tenemos en materia de nutrición es que las cosas son generalmente fáciles de contraargumentar, siempre y cuando se basen en algo sólido como podría ser la fisiología. Y si nos basamos en algo esotérico e intangible como puede ser el dragón en el garaje entonces primero que me demuestren de alguna forma su existencia para que yo pueda contraargumentarla.
EN RESUMEN
Sé que puede resultar un poco lioso este tema, pero es algo que debemos pensar en ello y trabajarlo ya que fomenta nuestro espíritu crítico. Luego ya podemos decidir en que tener fe y en que no, ya que la creencia sin pruebas se basa en la fe.
Pero es importante fomentar ese espíritu crítico y pedir pruebas de aquello que nos están afirmando. Ya una vez con la información decidiremos que hacer, pero al menos tenerla para poder decidir.
Y nada más, muchas gracias por estar un día más al otro lado, y nos vemos mañana con más y esperemos que mejor. ¡Hasta luego!