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Nos creemos que empezar a comer sano es quitarse los placeres de la comida, ¿Hasta que punto es real?¿No se puede disfrutar si se come sano?
Uno de los mayores temores que tenemos cuando comenzamos a alimentarnos saludablemente es el no poder disfrutar de esos sabores tan potentes a los que estamos acostumbrados.
Y no lo digo sólo porque lo vea en aquellas personas que acuden a mí para cambiar sus hábitos, lo recuerdo también en mi propia persona. Cuando yo comencé este camino pensé lo mismo, me preocupaba dejar de disfrutar de lo que tanto me gusta.
No lo voy a negar, soy un apasionado de hamburguesas, pizzas, comidas rápidas, platos abundantes de pasta, y mi pequeño placer oculto, esos bollitos redondos con un agujero en el medio, creo que sabes a que me refiero 😉
Claro, yo pensaba que pasar de eso a ensaladas, a brócoli al vapor, a potajes de garbanzos con verduras… Eso no podía estar bueno, a ver que era comestible, no soy de mal comer la verdad, pero que depresión acostumbrado a otras cosas.
No podemos negar que un brócoli no es una pizza
Y en parte puede que tengamos razón, es cierto que un brócoli no sabe a pizza. Es cierto que el cacao puro no sabe a colacao ni nesquik. Es cierto que no podemos comparar tomate y lechuga a un plato de pasta con nata.
No podemos negar que no es lo mismo, pero igual que no podemos negar que no es lo mismo tampoco nos podemos cerrar en banda a este pensamiento. Es un pensamiento que sólo nos va a echar atrás en el objetivo que nos hemos planteado, y que encima no es del todo cierto.
Hay varios aspectos que debemos tener en cuenta por supuesto, esos sabores extremadamente potentes es muy complicados sin esas mezclas perfectas de grasas, hidratos de carbono, azúcares y sales que vuelven locos a nuestros sentidos.
¿Pero esto quiere decir que no se pueda comer rico?
Hay que cambiar ese pensamiento, claro que se puede comer rico, y existen muchísimas formas de hacerlo. No te cierres únicamente al pollo a la plancha y la lechuga, no te cierres a brócoli al vapor con unos garbanzos de bote.
Uno de los primeros métodos que tenemos que recurrir a ello cuando comenzamos este camino es a las especias. Tienes que aprender a jugar con las especias, y poco a poco aprenderás a usarlas mejor, es un terreno que sigo descubriendo día a día y que ayuda a conseguir sabores extremadamente potentes sin perder salud.
De hecho yo tengo una hermana la cual es buenísima utilizándolas, os quedarías alucinados de en lo que puede convertir unas simples lentejas con verduras, dándoles tanto sabor y estando tan buenas que no requieres de ningún tipo de embutido para mejorarlas.
Con esto a lo que me refiero es que es cierto que hay que entrar más en la cocina si pretendemos encontrar sabor mezclado con salud. Pero ojo porque aquí muchas veces nos entra otro miedo…
Es que no me gusta cocinar
Pero mucho ojo porque no te estoy diciendo que tengas que meterte en la cocina durante horas y hacer platos dignos de un restaurante de 4 estrellas michelín. Me refiero a aprender a cocinar de verdad.
Por supuesto hay preparaciones que llevan horas y un esfuerzo muy grande y consigues resultados increíbles, pero para muchas y para muchos no es ese el objetivo. Quizás quieres perder poco tiempo pero disfrutar de sabores buenos, y se puede.
Sólo tienes que aprender a cocinar, tienes que aprender a mezclar distintos ingredientes, especias, sabores para conseguir alimentos muy sabrosos. Puede que esas preparaciones no te lleven más de 15 minutos, pero si no te metes en la cocina una temporada a aprender no llegarás a ellas.
No me engañes que no te puedes comparar a una pizza insana y grasosa
La verdad que puedo aseguraros que he probado recetas saludables que me han gustado lo mismo que todas esas preparaciones que tanto nos encantan. Pero es cierto, llegar a esos sabores en el día a día es imposible, pero aquí entra en juego otro factor.
Tenemos que acostumbrar el paladar, por supuesto que hay que hacerlo, tenemos que acostumbrarnos que no podemos conseguir ese sabor y esa recompensa en nuestro cerebro día a día.
Da miedo, de verdad que lo sé, a mi también me lo daba. Yo quería notar ese placer de comer ingesta tras ingesta día tras día. Pero es que tenemos a nuestro cerebro y paladar malacostumbrado, eso es cierto.
Tenemos que procurar también poco a poco trabajar eso, y es donde reside la mayor dificultad de cambiar nuestros hábitos. Y da miedo, y se tiene que ir poco a poco, y cosas como meterte en la cocina pueden ayudarte, pueden darte ese valor que necesitas.
Acostumbremos al paladar
El paladar debemos acostumbrarlo poco a poco, es uno de los objetivos que tenemos que tener en mente. De esta forma aprenderemos a disfrutar incluso de sabores suaves.
No todo viene de conseguir el mismo sabor que existía antes, se puede hacer, te puedes acercar, puedes buscar esas estrategias culinarias, pero todo a favor de un objetivo mayor que es conseguir acostumbrar el paladar, que es conseguir quitarte esa necesidad.
Tenemos que mejorar esa relación con la comida, y esta es la única forma de hacerlo. Lo sabemos pero tenemos que coger fuerza y a por ello.
No olvidemos que no es quitar todo para siempre
Y esto no consiste en que nunca más disfrutarás de una comida insana, porque esto no es así. Sabes perfectamente que un día comerás con alguien y no seleccionarás lo más saludables, sabes perfectamente que habrás días de fiesta centrados en comidas muy mejorables.
Sabes que tomarás una tarta en tu cumpleaños, un polvorón en navidad y una torrija en semana santa. Lo sabes, y está bien, y en eso consiste comer saludablemente, en darte esos pequeños caprichos cuando toca y no a diario.
En resumen
Así que realmente que nos tiene que quedar claro, o que es lo que he intentado transmitir hoy. El hecho de que comer sano no implica no poder disfrutar de la comida, que todo es un proceso, que por supuesto ya no lo harás a diario, pero seguirás disfrutando de ella.
Una alimentación saludable no es aquella que excluye para siempre todos los alimentos. Una alimentación saludable es aquella que permite encontrar un equilibrio entre salud y sabor, que permite los caprichos y que mejora tu relación con la comida entendiendo la diferencia entre comer mal y saber seleccionar los alimentos dependiendo del momento y el contexto.
Y recordad que si queréis cambiar vuestros hábitos y creéis que necesitáis ayuda de un nutricionista, que os aconsejen y que os guíen podéis contactarme para ello.
Muchas gracias por estar un día más al otro lado y nos vemos mañana con más y mejor, ¡Hasta luego!